¿Y si una reinterpretación ágil de la ley fuera posible?

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Sirva este escrito como propuesta alternativa al llamamiento a los políticos para que se simplifique la ley de contratación pública, hecho hace unos días por Alex Ballarin.

Dicho de otra manera, no me atrevo a soltar una parrafada entre los comentarios del post original… 😉

Me alegro que se hable de simplificar, aunque me temo que si, para simplificar la ley actual, tenemos que esperar que hagan otra, vamos a seguir con lo mismo durante mucho tiempo…

En realidad, más que de pedir nuevas leyes, yo soy partidaria de procurar interpretar de manera diferente las que tenemos.

Y como que las leyes suelen llegar tarde (quizás también por el exceso de detalle que se les dedica a la hora de redactarlas), igual tendríamos que centrarnos más en las personas que las interpretan en un momento concreto (cosa que, por cierto, encajaría perfectamente con uno de los valores del manifiesto ágil: “individuos e interacciones sobre procesos y herramientas”).

Por ejemplo, cuando el artículo 205 de la ley de contratación pública habla de “circunstancias imprevisibles y modificaciones no sustanciales” a mí me vienen inmediatamente a la cabeza tantos los procesos empíricos como la impredecibilidad intrínseca del desarrollo de software. Justo después, empiezo a pensar en funcionalidades a alto nivel en lugar de requisitos pormenorizados, y en la necesidad de responder y adaptarnos rápidamente a los cambios más que de seguir un plan detallado.

Entiendo que algunos interventores puedan no compartir mi punto de vista, pero eso no quiere decir que sean malas personas, sino que igual haría falta actualizar su formación para que su manera de trabajar y su interpretación de la ley sean más acorde con la realidad del momento.

Y para que sirva de consuelo, hasta hace unos pocos años, lo de la irrefutabilidad del modelo en cascada parecía tan cierto que incluso yo me lo creía.

Por suerte, poder ver las cosas desde otro punto de vista, nos da la oportunidad de evolucionar…